San Felipe Neri el Santo de la Alegría

 


INTRODUCCIÓN

La vida de san Felipe Neri es una vida emocionante, porque es un santo muy alegre. La alegría fue una característica muy importante de su vida. Le gustaba catequizar a los niños y jóvenes. Y jugaba con ellos y no le importaban los ruidos con tal, decía él, que no ofendieran a Dios.

Su vida está llena de milagros de curaciones. Era un santo taumaturgo de primer orden. Un santo que organizó la visita a las siete iglesias, fomentó la devoción de las Cuarenta Horas de adoración al Santísimo Sacramento, y fundó la Institución del Oratorio para todos los fieles católicos, donde aún hoy sus discípulos viven en comunidad, aunque sin ser religiosos ni tener votos.

Su vida estuvo caracterizada también por sus grandes dones místicos.

Tenía el corazón más grande de lo normal. Esa fue una gracia que recibió de Dios la víspera de Pentecostés del año 1544. En esa ocasión, para alojar el corazón se le quebraron algunas vértebras. Por ello, toda la vida padeció de palpitaciones y temblores producidos por el amor a Dios que sentía en su gran corazón y que le hacía estar siempre con el pecho desabrochado, porque no podía resistir el calor que sentía en su interior, aun en lo más frío del invierno.

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