Por qué enseñar LA TEMPLANZA a los niños desde chicos

Por qué se necesita enseñar la templanza a los niños desde chicos

Las consecuencias naturales no son suficiente; para que vivan una vida sana tenemos que enseñar a los niños a crecer en virtud

En cierto momento de mi travesía parental, me obsesioné con el concepto de “consecuencias naturales”. Las consecuencias naturales son —como ya habrás supuesto—, consecuencias que suceden de forma natural en vez de impuesta. Como la consecuencia natural de caerte de espaldas cuando te reclinas en la silla sobre dos patas, a pesar de que tu madre te ha dicho 10.000 veces que no te reclines en la silla.

Exactamente.

Casualmente, Halloween llegó en la cumbre de esta fase. Como hacen todos los años al salir a hacer “truco o trato”, mis hijos preguntaron si podían comerse uno de los dulces después de la primera casa y luego otro y fueron escalando la petición con cada casa donde parábamos. Frustrada por esta batalla anual de limitar su ingesta de chucherías para que no se pusieran malos, decidí que esta era precisamente una situación que pedía consecuencias naturales.

Y dije: “Niños, podéis comeros vuestras golosinas”. Me miraron con expresiones perplejas.
“Pero, ¿quieres decir todos? ¿Cuántos podemos comer: cinco, diez...?”, empezaron tanteando esta inédita situación. Alcé una mano para pedir silencio y aclaré: “Este año, vosotros decidís cuántos dulces deberíais comer”.

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