MATEN AL CURA Santo Toribio Sacerdote martir mexicano
Romo, el santo cristero que juró defender la fe con su vida ante las atrocidades del laicismo «¡Maten al cura!»: en plena persecución, convirtió una destilería de Tequila en Iglesia y refugio. Santo Toribio Romo -en la imagen, junto a algunos miembros de su familia- decidió no seguir la Ley Calles durante la persecución a la Iglesia en México: lo pagó con su vida, que dedicó a difundir la fe sin miedo a los riesgos. Entre 1926 y 1929, México vivió una de las mayores persecuciones religiosas de la época contemporánea: los especialistas en el conflicto en el que desembocó la persecución -la Guerra Cristera o Cristiada- hacen oscilar entre 300 y 58 los sacerdotes asesinados. Teniendo en cuenta que uno de los mayores perseguidores, el presidente Plutarco Elías Calles, reconoció que solo él mandó fusilar a 50 sacerdotes en 1928, es de suponer que el cómputo total se aproxime más a la primera de las opciones. Junto a ellos, 12 generales, 70 coroneles y 1800 oficiales de ambos bandos perdiero